Suena Chet Baker para apaciguar el chasco de la ‘no nevada’ en Madrid. Sí, yo también esperaba cámara en mano, desde primera hora de la mañana, levantarme y encontrarme con las calles de la capital blancas y a una manada de instagramers al acecho. Lo de que Brasero o Barreiro se equivoquen no tiene importancia. A mi la no-nieve no me iba a dejar sin la sensación de empezar la semana con un nuevo proyecto iniciado, y de paso comenzar a poner sobre la mesa otros tantos no-posts que se acaban perdiendo por la vaguería.

Marengo Grey pretende rescatar el color intermedio, la bruma que a veces oculta verdadera belleza, calma y sabor siempre a latido lento.

Manos al teclado me presento:
Soy Re, vivo en Madrid desde hace más de 14 años, cuando dejé mi Cádiz del alma para aprender a hacer malabares con la luz de Madrid. Afortunadamente hoy ha sido uno de esos días en los que la luz y el encierro de mi manada, mejores resultados han tenido para mi. Principalmente por las horas de espera frente al inmenso Hopper viviente del que cuelga mi hogar, (al fin pude mudarme de casa y disfrutar de un ventanal de 3 x 2 m). El caldo de cultivo de la no-nieve en Madrid y sus bajas temperaturas, me han dejado un dolor de garganta y tos nada recomendable para acompañar a nadie al cine en las próximas dos semanas. Y como esta semana viene cargada de reuniones y más reuniones de trabajo, con mis eco-fichas en mano, he comenzado a cocinar la receta de un domingo de provecho.

Que el limón es en mi casa como el pan en la de muchos, lo veréis con el tiempo, pero en esta ocasión está más que justificada su presencia, ya que para mi remedio natural y ecológico, es pieza fundamental.

La infusión de tomillo, limón y miel, es el aftersunday perfecto.
Solo necesitas dos medidas: la de una chucharadita y la de una taza. La primera para el tomillo, el zumo de limón y la miel; la segunda para el agua en la que preparar la infusión. Otro de los ingredientes que recomiendo es el componente eco. Todos sabemos que no es lo mismo en sabor, olor, propiedades y lo más importante: el compromiso. Hace poco pude hacerme con uno de los mejores tesoros de 2014; un tarro de miel de Trasmonte. No hablo maravillas únicamente por el sabor, sino por la historia, por el diseño y el concepto creado. Una porción numerada de miel, siempre es mucho más onírica a la hora de consumir. Con la inspiración, bien arriba, he recuperado mi momento Instagram del domingo. La cazuela Marion con la que me hice el domingo pasado en el rastro, y las tijeras dignas de llamarse las It-scissors del momento (rastrear un poco los perfiles de decoradores de interiores del momento y veréis porqué lo digo), han acabado de componer la imagen de referencia del momento infusión.
Que disfrutéis.

 

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